Corría la primavera del 62 cuando una revuelta obrera estalló en Las Cuencas, la lucha en aquellos tiempos era por conseguir derechos, por plantar cara a la dictadura militar, por enfrentarse a la situación económica del momento. La lucha obrera cruzó la frontera del Pajares e incluso la de los Pirineos y consiguió poner en jaque a la dictadura franquista.
Hoy, las similitudes con aquellos tiempos son muchas, nuestra lucha debe ser contra la dictadura de los mercados, contra un liberalismo insaciable que todo lo devora, contra la pérdida de derechos. Sirva la efeméride de la HUELGONA para despertar nuestras conciencias, porque los derechos conseguidos no son para siempre y debemos revelarnos contra quienes pretenden cercenarlos.
Aquellos obreros luchadores deben ser nuestro ejemplo, el espejo donde mirarnos y el estímulo para no tener miedo a plantar cara a aquellos que pretenden convencernos de que sólo perdiendo podemos llegar a ganar.
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