El 17 de octubre de 1884, en EE.UU., la Federación Americana del Trabajo resuelve que desde el 1 de mayo de 1886 la duración legal de la jornada de trabajo debía ser de ocho horas. Esto suponía un gran avance en el campo de los derechos de la clase obrera, pues hasta ese momento los trabajadores vivían en unas condiciones laborales pésimas, teniendo en cuenta la explotación que se hacía a mujeres y a niños, las intensas jornadas laborales (que llegaban hasta las 16 horas), el escaso salario, ...
Sin embargo, esta resolución no fue aceptada por todo el colectivo de empresarios, y fue Gabriel Edmonston quien dijo: "A partir del 1° de mayo de 1886 se obligará a los industriales a respetar sin más la jornada de 8 horas. Donde los patrones se nieguen, se declarará la huelga de inmediato".
Y por fin llegó el 1 de mayo de 1886: ¡A partir de hoy, ningún obrero debe trabajar más de 8 horas por día!
Se declararon más de 5.000 huelgas en toda América, los trabajadores dejaron las fábricas y se echaron a las calles para reivindicar sus derechos. Muchos de ellos consiguieron su propósito: algunos a regañadientes, otros por unanimidad ,... Lo importante era que se había dado ya un gran paso.
Este día, además de ser importante por el éxito de las movilizaciones de los trabajadores en defensa de sus derechos, también es una fecha para recordar a todos aquellos que dejaron su vida luchando, y, en especial, a los "Mártires de Chicago".
Se denominó "Mártires de Chicago" a una serie de líderes laborales que fueron acusados de conspirar para asesinar a un policía. Durante las movilizaciones y protestas del 1 de mayo ,en la ciudad de Chicago, un policía murió como consecuencia del estallido de una bomba. Se acusó a los líderes de la revuelta de haber sido ellos quienes habían colocado dicha bomba; pero, simplemente fue un pretexto que dieron las autoridades para condenar a aquellos que habían tomado las calles para luchar por unas condiciones de trabajo dignas.
Tras una serie de juicios, se condenó a este grupo de personas a morir ahorcados o a pena de muerte por cadena perpetua.
En 1889, el Congreso Obrero Socialista de la II Internacional, declara el 1 de mayo como Día Internacional de los Trabajadores.
"Ya he expuesto mis ideas. Ellas constituyen una parte de mí mismo. No puedo prescindir de ellas, y aunque quisiera no podría. Y si pensáis que habréis de aniquilar esas ideas, que ganan más y más terreno cada día, mandándonos a la horca; si una vez más aplicáis la pena de muerte por atreverse a decir la verdad -y os desafiamos a que demostréis que hemos mentido alguna vez-, yo os digo que si la muerte es la pena que imponéis por proclamar la verdad, entonces estoy dispuesto a pagar tan costoso precio. ¡Ahorcadnos!".
"Si yo he de ser ahorcado por profesar mis ideas, por mi amor a la libertad, a la igualdad y a la fraternidad, entonces no tengo nada que objetar. Si la muerte es la pena correlativa a nuestra ardiente pasión por la redención de la especie humana, entonces yo lo digo muy alto: disponed de mi vida".
"¿En qué consiste mi crimen?
En que he trabajado por el establecimiento de un sistema social en que sea imposible el hecho de que mientras unos amontonan millones utilizando las máquinas, otros caen en la degradación y en la miseria. Así como el agua y el aire son libres para todos, así la tierra y las invenciones de los hombres de ciencia deben ser utilizadas en beneficio de todos. Vuestras leyes están en oposición con las de la Naturaleza, y mediante ellas robáis a las masas el derecho a la vida, a la libertad y al bienestar... "
(Declaraciones de los Mártires de Chicago)
Neyla Pérez